La extraña fotografía de un joven precipitándose de un avión John Gilpin, un fotógrafo australiano, se encontraba aquel día, 24 de diciembre de 1970, inmortalizando el despegue de los aviones. Entonces, no notó nada inusual, hasta que una semana después reveló las fotos y descubrió que su cámara había sido testigo de un acontecimiento atroz: la caída en picado de un joven desde la aeronave. Se trataba de Keith Sapsford, de procedencia australiana y de tan solo 14 años. Su padre lo recordaba como un joven inquieto, lleno de vida y con una pasión marcada: conocer el mundo. Incluso, era habitual que se escapara de casa. Debido a esas ansias, sus padres decidieron llevarlo de viaje, para saciar así su sed de conocimientos del globo. Sin embargo, aquello no fue suficiente y el 21 de diciembre, Sapsford volvió a escaparse para no volver jamás. Tres días después, se dirigió al aeropuerto de Sidney y se coló en el tren de aterrizaje de un avión DC-8 de Japan Airlines. Los técnicos creen que el chico se ocultó allí durante varias horas antes del despegue. Durante la operación de despegue, precisamente, a unos 60 o 100 metros de altura, el movimiento de retracción de las ruedas provocó la caída del joven. Los médicos diagnosticaron que Sapsford pudo morir de cualquier forma, ya hubiera sido por las bajas temperaturas o por la falta de oxígeno.
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@RelatocuriosoK Hay algo que no comprendo¿Falta de oxígeno entre 60-100 metros? Porque dice que se desprende en el despegue.
Keith vivía con sus padres en Sydney donde su padre se ganaba la vida como profesor de ingeniería en la Universidad de Nueva Gales del Sur. El buen sueldo del padre permitía a la familia realizar ciertos viajes que fascinaban al joven… le hacían soñar con otras culturas, otros países, otras costumbres… El padre de Keith era consciente de la pasión llevada al extremo de su hijo, pasión que le había llevado a cometer varios intentos de escapar de casa. La familia pensó entonces que lo mejor sería realizar una vuelta al mundo todos juntos para saciar así las ansias del joven Keith… pero realmente ese viaje fue el empujón definitivo para que decidiese escapar y saciar sus ansias de conocer el planeta. Lejos de calmarse tras el viaje que cualquiera soñaría, el joven sidneyés siguió tramando e intentando escapar con cierta frecuencia de casa. Algunas veces con ideas descabelladas: el padre de Sapsford recordaría tras la tragedia cómo había discutido meses antes con Keith acerca de la locura que habían cometido dos jóvenes cubanos al colarse en el tren de aterrizaje de un DC-8 de Iberia entre La Habana y Madrid, donde uno de ellos consiguió sobrevivir al vuelo transatlántico soportando temperaturas extremas y falta de oxígeno. Tras continuadas intentonas de abandonar la casa familiar, los padres solicitaron ayuda a Boys’ Town, una asociación católica de ayuda a familias con niños problemáticos. Y así hasta el 21 de febrero de 1970, cuando Keith consigue escapar del centro de Boys’ Town y poner rumbo al aeropuerto de Kingsford Smith, Sydney. Tres días más tarde el joven consigue burlar las medidas de seguridad de la época (recordad, 1970, no tan avanzado ni con tantos medios como hoy en día) y consigue situarse bajo las ruedas de un imponente DC-8 de Japan Airlines (JAL), que cubre la ruta Sydney-Tokio y trepar para esconderse en el tren de aterrizaje trasero. Pero lo peor no había llegado. El avión llegaría a V1… Vr… y el joven soñador australiano notaría como las toneladas de la máquina se despegaban del suelo. La checklist de la tripulación de JAL tendría un primer paso tras poner el avión en el aire: retraer el tren de aterrizaje de la aeronave y reducir así la enorme resistencia que produce. En ese mismo momento las compuertas del tren de aterrizaje donde está escondido Keith se abrirían de golpe para hacer paso al tren: ese movimiento inesperado para nuestro protagonista de apertura de golpe del tren de aterrizaje haría que nuestro protagonista cayese del avión a 350 pies de altura (unos 105 metros). La razón de la fama de este caso? Este caso podría haber quedado en la historia como uno más entre los cientos de casos de polizones que hay en la aviación comercial. Pero no, lo curioso es que es el único con testimonio gráfico de la historia. John Gilpin era un spotter que se había acercado al aeropuerto esa mañana para inmortalizar todos los despegues y tomas del día y entre ellos se encontraba en DC-8 de JAL con Keith Sapsford a bordo. Cuando Gilpin hizo la foto de la aeronave nipona no se dio cuenta que un cuerpo caía de la misma, de hecho no le dio mayor importancia al DC-8. Cuando ratos después se hizo pública la tragedia que había acontecido, el spotter corrió al revelar el carrete donde estaba la aeronave involucrada… y ahí estaba el cuerpo de Keith cayendo al vacío. La foto saldría en TIME (no en portada) y haría este caso en uno de los más famosos: el único de la historia que tristemente fue inmortalizado.
@RelatocuriosoK Como demonios sacaron esa foto en los 70? Habian casualmente un parapentista paseando por ahi?
Desde el primer momento en que Keith Sapsford puso un pie fuera de Boys' Town, la institución católica a la que sus padres lo habían enviado, su corazón latía con un ritmo incontenible. Sus ojos estaban puestos en el horizonte, más allá del cual sabía que se hallaba su destino. No era simplemente una fuga, era una búsqueda de libertad, una libertad que solo los cielos podían ofrecer. Keith siempre había sido un espíritu nómada. A los catorce años, su insaciable curiosidad lo había llevado más lejos que a la mayoría de sus coetáneos. "La necesidad de mantenerse en movimiento", como su padre Charles lo había descrito. Esta necesidad era su brújula, y su mapa estaba lleno de sueños no realizados. Un mapa que lo llevó directo al aeropuerto de Sydney. Se coló por la pista, sus ojos fijos en un Douglas DC-8 preparado para el despegue. No sabía a dónde iba, pero ¿importaba realmente? Keith solo quería volar. Se escurrió en el compartimento de la rueda, y ahí esperó, escondido en la oscuridad y la promesa. En un acto de casualidad pura, un fotógrafo aficionado llamado John Gilpin estaba en el aeropuerto aquel día. Su cámara capturó lo que vino después, pero en ese instante, era solo un hombre más con una lente, ajeno a la tragedia que se estaba a punto de desencadenar. El avión despegó, y el mundo de Keith se desmoronó. Las puertas del compartimento de la rueda se abrieron para permitir que las ruedas se replegaran. Su cuerpo, impulsado por la gravedad y la realidad, cayó al vacío. En ese momento, Keith se convirtió en una trágica ilustración de los peligros de soñar sin límites, un ícaro moderno cuyas alas se derritieron demasiado pronto. Su padre, Charles, quedaría marcado para siempre por el arrojo temerario de su hijo. "Todo lo que mi hijo quería hacer era ver el mundo", diría más tarde. "Su determinación le costó la vida". Cuando las fotos de Gilpin se revelaron, una imagen destacada entre todas: Keith en caída libre, su cuerpo suspendido en un instante eterno. Esa imagen se convirtió en un recordatorio inolvidable de un joven con sueños más grandes que el mundo, pero atrapado en un universo que no siempre es amable con los soñadores. Para aquellos que surcan los cielos, la historia de Keith sirve como una advertencia. La aviación no es solo un medio de transporte; es un mundo lleno de misterios y riesgos, donde la diferencia entre la vida y la muerte puede ser tan delgada como un simple momento. Keith Sapsford, un chico de catorce años con ojos llenos de cielos, dejó un legado que el mundo no olvidará. Nos recuerda la fragilidad de la vida y el precio de los sueños. Nos obliga a preguntar: ¿hasta dónde estamos dispuestos a ir para sentirnos realmente vivos? Y aunque su viaje fue corto, y su final precoz, Keith voló. Por un breve y fatídico momento, él fue libre.
@RelatocuriosoK Sueños e ilusiones que conducen a la muerte🪦
@RelatocuriosoK Que rápida respuesta de AD al ofrecimiento del CNE de prestar ayuda técnica a la CNP en las elecciones albertonews.com/principales/ac… sin dudas da mucho que pensar ese pronunciamiento que seguro estoy no ha sido consultado al menos con la dirigencia media del partido